Dicen que del cerdo, hasta los andares. No puedo estar más de acuerdo.
Me encontraba yo tomando un txakolí que me estaba sabiendo, como decís vosotros, los humanos, a teta de novicia o a pezón de noruega (sois muy curiosos en vuestros dichos), cuando un parroquiano del bareto donde me encontraba dejó un mentiroso (vosotros lo llamáis periódico) justo a mi vera. Lo cogí para leerlo un poco. Sí, leer, eso que requiere un esfuerzo que a muchos humanos os cansa el alma. No pude por menos que sonreír ante una noticia.
Resulta, y siempre según lo que leí, que el alcalde de Llodio (Álava, Euskal Herria) había hecho un comunicado. En él, dejaba patente su posición, a las demandas de un grupo de padres.
Vuestras ideologías políticas me las paso por el forro de los güevos. Eso ya deberíais tenerlo claro. Y me pasa un tanto de lo mismo con vuestras ideologías religiosas. Eso también deberíais de tenerlo claro.
Y como soy el Basajaun, y por ello solo me debo a Mari, a Amalur y a Euskal Herria, en cuanto a mis creencias y no las vuestras… (lo siento, pero vuestros ídolos no me emocionan… a todo esto… ¿por qué los encerráis en una iglesia o en una mezquita? ¿Para que no se os escapen?), voy a compartir con vosotros el comunicado de este señor. Comunicado que transcribo aquí, en la bitakora, tal cual lo leí:
Ha aparecido en Euskadi un artículo en el periódico «La Voz de Álava». Un artículo en apoyo al alcalde de Llodio. Un alcalde que ha rehusado suprimir la carne de cerdo en el comedor escolar.
Los padres musulmanes piden la supresión de la carne de cerdo en las comedores escolares. El alcalde ha rehusado categóricamente, enviando una nota a todos los padres para explicarles… el porqué:
—Para que los musulmanes comprendan que deben adaptarse a Llodio y a Euskadi, a sus costumbres, a sus tradiciones, a su modo de vida, ya que son ellos los que han elegido emigrar.
—Para que comprendan que deben integrarse y aprender a vivir bien en Euskadi.
Siempre he creído aquello de donde fueres haz lo que vieres. La nota, sigue…
—Para que comprendan que son ellos los que deben modificar su modo de vida y no los Llodianos y vascos, que los han acogido generosamente.
—Para que comprendan que los Llodianos no son xenófobos ni racistas, puesto que han aceptado a numerosos emigrantes musulmanes (al contrario que los musulmanes, que no aceptan a los extranjeros no musulmanes en sus países).
Si existe un «pero» que poner a los vascos… ese no es el racismo.
—Que los vascos, como otros muchos países, no piensan renunciar a su identidad, a su cultura, a pesar de los golpes de los internacionalistas.
—Que si Euskadi y España son tierra de acogida, no es el Alcalde y su gobierno de izquierda quien acoge a los extranjeros, sino el pueblo vasco en su conjunto.
Muy buen razonamiento, sí señor. Y sigue…
—Que comprendan, al fin, que en Euskadi con, y no a pesar de, sus raíces judeo-cristianas, sus árboles de Navidad, sus iglesias, y sus fiestas religiosas, la religión debe quedarse en el estricto dominio privado, y la alcaldía tiene razón cuando rehúsa todo compromiso al islam y a su religión (la sharia).
—A los musulmanes, a los que molesta la laicidad y que no se encuentran bien en Euskadi, les recuerdo que existen 57 magníficos países musulmanes en el mundo, la mayoría de ellos medio poblados y dispuestos a recibirlos con los brazos abiertos para respetar la ley de la sharia.
Sigo estando de acuerdo con este señor. La nota, concluye así…
—Si habéis dejado vuestros países para venir a Euskadi y no para ir a otros países musulmanes, con vuestras mismas costumbres, es porque habéis considerado que la vida en Euskadi es mejor que en otros lugares.
—Preguntaos sólo una vez: ¿Por qué se está mejor en Llodio – País Vasco, que en el lugar de donde venís? Pues, en efecto, el comedor con carne de cerdo forma parte de la respuesta.»
Le pese a quien le pese, estoy de acuerdo con los razonamientos de este señor:
Es quien recala en otro lugar diferente al suyo propio por nacimiento, el que debe adaptarse a las formas de vida de los humanos de ese lugar en concreto, y no al revés.
Lo siguiente que os voy a contar, es real. Algunos lo tomaréis como una anécdota, pero os aseguro que esto ocurrió en realidad… hace no tantos años.
En un restaurante había cuatro comensales en una mesa. Dichos comensales, cuatro currelas de una obra cercana al restaurante, estaban comiendo. ¿El qué? Uno de los platos del menú del día: alubias con sacramentos. Eran tres marroquíes y un oriundo del Valle del Salcedón.
El vecino de Zalla, en realidad lo era de Aranguren, conocedor de algunas de las… digamos, costumbres de los musulmanes (sus tres acompañantes lo eran)… se quedó parado ante lo que hizo uno de ellos: cogía los trozos de carne de cerdo que habían apartado cuidadosamente en el borde del plato los otros dos, y los agregaba al suyo.
Extrañado, este vecino de Aranguren preguntó a aquel marroquí por el hecho de comer carne de cerdo. Algo, que sabía de sobra que los musulmanes lo tienen prohibido. Su religión considera dicha carne como “impura”. Lo que aquel marroquí le contestó, le dejó perplejo:
—Es que estos… —señaló con la cabeza a sus compatriotas— acaban de venir hace poco… y todavía no han pasado hambre.
Para comprender lo que dijo este marroquí, tal vez deberíais de escuchar un poco más a vuestros mayores. Me da a mí que se os olvida muy pronto de dónde venís. A todos. Tengáis las creencias que tengáis y seáis de donde seáis. ¿Que no? Mira esto:
Esto de los tres marroquíes comiendo junto a un vecino de Aranguren… que puede parecer una anécdota pero es real, os lo aseguro de nuevo… me vino a la cabeza a penas terminé de ojear el mentiroso. Para comprenderla en su total magnitud, deberíais de saber que hace un par de décadas las ayudas a los inmigrantes no eran tan numerosas. Ni en cuantía monetaria ni en el número de ellas concedidas. Y el que venía de fuera, a Euskal Herria, las pasaba putas.
Hoy en día las cosas han cambiado. Mucho:
Hay madres vascas separadas o divorciadas. Muchas. Con hijos a cargo y sin trabajo ni derecho a cobrar un subsidio por desempleo. Madres que se quedan como ausentes ante el, o la, funcionario de turno que debe de tramitarle una ayuda… cuando se les dice que no tienen derecho a esas ayudas.
Creedme, sé de lo que hablo: conozco a una humana en esta penosa situación. Una madre que preguntó a la funcionaria de turno… a ver si tenía que pedir la ayuda con un pañuelo en la cabeza para que se la concediesen. Por supuesto, la funcionaria se quedó sin saber qué contestar.
Antes de marcharme del bareto, me bebí otro txakolí. Eeste no os voy a decir a qué me supo, pero estaba sublime… bueno, sí, os lo voy a decir: a almeja de lamer, y no de la mar. Y me acerqué a la cueva del Tarttalo a merendar. Comimos un poco de jamón.
Tuvo que ser el destino.
Y es que… del cerdo, hasta los andares.
Imágenes de fsHH, RitaE, moreharmony y Free-Photos.
2 Comentarios
totalmente de acuerdo!!! genial entrada!!!!
Me limito a decir la verdad. Le pese a quien le pese. Le duela a quien le duela. Y el que crea tener argumentos para rebatirme, que lo haga.