Pues nada, humanos… estaba yo leyendo muy tranquilamente… ya sabéis que soy mucho de leer y… muy poco dado a esa puta caja tonta que os sorbe el poco seso que tenéis… y veo en uno de esos panfletos que llamáis periódico, una noticia. No varias: una.
Resulta que, a pesar de que el paro ha subido hasta cotas de hace cinco años (se conoce que seguís dentro de una “desaceleración acelerada de la economía”), de que el partido político que os gobierna no da abasto a entrar y salir de los juzgados (para explicar por qué a muchos de sus miembros elegidos en las urnas no les afecta como a los demás esa “desaceleración acelerada de la economía”), y de que incluso lleguéis a entender que las leyes que sacan son solo en su provecho, y no en el vuestro, y con el único fin de llenarse ellos el bolsillo (esto os lo visten con aquello de que hay que sacar el país adelante entre todos, pero que ellos no cuentan a la hora de arrimar el hombro, solo a la hora de abrir el bolsillo para que se lo llenen de billetes a cambio de favores), resulta que a pesar de todo esto… en el periódico solo había una noticia.
Esta noticia es, por supuesto, lo sucedido durante el primer domingo de octubre de 2017 en Catalunya.
Imagen de Photos_Marta.
Este periódico, no voy a decir cuál es porque me parece perder el tiempo, se ha esmerado en profundidad en hacer creer a los españoles que en Catalunya, el día mencionado anteriormente, no ha habido un referéndum, no ha habido apenas altercados (solo algún que otro miembro de las fuerzas de seguridad del estado con esguince de muñeca y tendinitis en el hombro, se conoce que todos juegan al tenis que te cagas), y la normalidad imperó en un domingo en el que, se conoce, algunos nacionalistas querían hacerse de notar y no se salieron con la suya. Lo triste es que no ha sido solo ese periódico, sino que son varios de ellos los que coinciden, así como varias emisoras de radio y vuestra adorada caja tonta de los cojones.
Me consta, hay imágenes de ese día que demuestran que el rojo de la bandera española se impuso a base de jugar al tenis con una raqueta sin red, que ha habido cientos de apaleados (golpeados, sí… por aquellos que cobran para protegerte a ti… bueno, eso te dicen, gilipollas…) y que tanto la guardia civil como la policía nacional se emplearon a fondo en ganar el partido. No les culpo. La culpa es vuestra: solo cumplen las órdenes dadas por aquellos que habéis votado. Aquellos que niegan la posibilidad de unas elecciones democráticas con la finalidad de poder decidir algo, en este caso, al pueblo de Catalunya.
Sí, lo sé: no todos los catalanes piensan igual. No a todos les ha parecido una buena idea eso de decidir separarse de España. Y, por supuesto, el sentimiento en España parece ser por muchos, no por todos, pero sí por muchos, que a ver quién cojones se piensan esos catalanes que son, y que no se les vuelva a ocurrir hacerle tal afrenta al estado. El resultado ha sido que el intento de referéndum ha sido una chapuza, y que parece que han vuelto los grises. La prensa internacional que se ha hecho eco de este despropósito no ha dejado en buen lugar al gobierno de España, pero no parece ser algo que importe en demasía a los que ganaron las últimas elecciones. Es más, parece ser, solo lo parece, que su manera de hacer las cosas se están imponiendo por encima de las demás (y de los demás).
Todos los nacionalismos, siempre que se lleven al extremo, son malos. Peor que malos: execrables. Supongo que, en esto, estaréis de acuerdo conmigo. Bien. ¿Alguno de vosotros, quien quiera que sea el que lea esta entrada de la bitakora, se ha parado en pensar cuál ha sido el nacionalismo más recalcitrante y ofensivo llevado al extremo el famoso 1-O en Catalunya? Porque para muchos españoles está claro: el nacionalismo de los putos separatistas catalanes de los güevos.
¿Seguro…?
Desde semanas antes al famoso referéndum, os han aburrido a todas horas con una bandera rojigüalda. Y no es la Senyera. Y con un sentimiento. Y no es el de sentirse catalán. Y numerosas personas a lo largo y ancho del país, han mostrado esa rojigüalda con orgullo. Esto último no me parece mal, pero… me consta, que incluso en algún sitio la han cantado una canción con el brazo derecho extendido, y que esa canción fue uno de los símbolos más representativos del pasado fascista español. ¿Pasado…? ¡Ufff…! … no sé yo… porque cuando me entero de que se despide a las fuerzas de seguridad del país al grito de “A por ellos…”, y no es antes de un encuentro de ese jurgol que tanto os gusta… me vais a permitir que tenga ciertas dudas de que algunas cosas formen solo parte del pasado. Hablando del pasado…
… el 14 de junio de 1808, en el Bruc, unos mil quinientos combatientes españoles, entre las filas de las cuales también había suizos e italianos, y, por supuesto, catalanes, derrotaron a una fuerza invasora mucho mayor. La, hasta entonces, imbatibilidad de las tropas de Napoleón, llegó a su fin. Cuenta la leyenda, los humanos sois mucho de leyendas, que un muchacho, apenas un mozo, que llevaba consigo un tambor que solía utilizar en la cofradía a la que pertenecía, aporreó dicho tambor aquel día, haciendo con ello que las tropas francesas creyeran que se aproximaban al lugar las tropas regulares del ejército español, con un eco repetitivo y monstruoso en la pared de la propia montaña, y la batalla se decidió al final en favor de los españoles. Si fue gracias a la buena puntería, y el buen hacer también, de la artillería española, es algo que quedó en una simple anécdota. De tal magnitud fue la victoria en aquella batalla contra las tropas francesas, que el mismo Napoleón reconoció que su imperio se comenzó a desmoronar a partir de aquel día:
La guerra de España… esa maldita guerra fue el origen de la tragedia de Francia
(palabras pronunciadas por Napoleón Bonaparte en 1816)
¿Por qué os cuento esto?: habéis conseguido entre todos que la leyenda del tambor del Bruc tenga hoy en día más sentido que nunca.
No hay nada como un enemigo común para unir a los hombres. Y la historia nos ha demostrado en el pasado, que los autodenominados “solo españoles” y los autodenominados “solo catalanes”, han sido capaces de remar en la misma dirección cuando ha sido preciso. Y buscando un mismo fin: la libertad. Y vosotros, los humanos, solo concebís la libertad si hay democracia. Y si unos señores, defiendan las ideas que defiendan, no permiten que otros puedan votar “democráticamente”, y se les apalea para que esto no se lleve a cabo… pues yo no veo mucha libertad, la verdad.
Lo que sí que veo es mucho nacionalismo rancio y retrógrado, que solo beneficia a aquellos que todos, y digo todos, votáis en las urnas. Si es que os dejan.
Bochornoso. Lamentable. Patético. Infumable.
Tenéis lo que os merecéis.
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