Hay una cosa de vosotros, los humanos, que me desconcierta bastante. En realidad hay muchas, varios miles de ellas, pero hay una que, por lo reciente de la misma, me ha venido a la cabeza… y no paro de dar vueltas a la sesera: el Día de la Madre.
Sé que sois simples, superficiales y anodinos, pero que ello no implica que no podáis llegar a ser adorables. O, mejor dicho, que dejasteis de ser adorables en cuanto pasasteis a la edad adulta. Algo similar ya os comenté cuando dejé en la bitakora la entrada No os entiendo, pero hoy voy a incidir un poco más en el tema que en aquella entrada traté.
Sé que me repito más que el ajo, pero os lo vuelvo a repetir: sois raros los humanos, muy raros. Y de entre todas esas rarezas que forman parte de vuestra manera de ser, y que os han inculcado a sangre y fuego en vuestros cerebros de mosquito, es el hecho de que os encanta ser desprendidos para con los demás en ciertas fechas señaladas. Está bien que os acordéis de los demás, pero… ¿por qué ha de ser en fechas señaladas en vuestro calendario? ¿Por qué no puede ser cuando vosotros decidáis? ¿Por qué os acordáis de hacer regalos a vuestros seres queridos solo cuando se acercan ciertas fechas, y no os da por comprar algo para regalar cuando a vosotros os dé la gana?
Llegado el frío, a todos os da por acordaros del niño Jesús y de su fecha de nacimiento (sois unos ignorantes) y os pasáis un par de semanas tratando de convencer a los demás de que el amor es aquello que rige vuestras vidas. Llegadas otras fechas para vosotros señaladas, como, por ejemplo, el día del padre, os enfocáis en hacerle saber a vuestro padre, aquellos que tengáis la suerte de que aún esté con vosotros y no con Mari, de que lo queréis como no se puede querer a otra persona. Y ese amor que queréis demostrar… lo hacéis a base de regalos, regalos materiales. Pero lo triste no es esto, que compréis un pequeño regalo para alguien a quien queráis, si no que lo verdaderamente vomitivo, es que lo hagáis en ciertas fechas señaladas… y porque os lo meten en vuestra cabeza a base de anuncios en la caja tonta, fotos en escaparates de tiendas, y publicidad hasta en la sopa. Lo verdaderamente triste de esto, es que habéis hecho de ciertas fechas, un puro afán consumista. O, mejor dicho, que vuestra putrefacta sociedad, y las grandes corporaciones internacionales que mandan en ella (no pensaréis que quien manda entre vosotros, los humanos, es un señor o una señora que haya ganado en las urnas, ¿no?) han convertido algo que debería salir de vuestro corazón, para que acabase en los corazones de quienes amáis, en algo que sale de vuestro bolsillo, y que acaba en los bolsillos de unos señores muy listos. Y muy zorros ellos.
Hace poco ha sido el día de la madre. Un día que debería de ser de cariño y amor hacia quien os dio la vida, y que de nuevo, y como hacéis siempre, habéis tomado como un día perfecto donde vuestro afán de consumo os la ha vuelto a jugar. Comprar regalos está bien. Comprárselos a amatxu, todavía mejor… pero no dejéis que un regalo determinado en una fecha concreta, limite vuestros sentimientos hacia nadie. Y menos hacia amatxu: en ella residen los ojos y los oídos de Mari. Preguntad sino a los niños, a ver si estoy equivocado o no.
Los niños, sin embargo, no son como vosotros. A los niños no les ha corrompido vuestra mierda de sociedad. Los niños saben cuándo es el día de amatxu: todos. Y vosotros, aunque todavía llevéis en los molletes del culete las marcas de las zapatillas de amatxu… seguro que también.
Imagen de AdinaVoicu
Por ello, y para predicar con el ejemplo, escribo esta entrada de la bitakora después del día en el que se supone que se debe felicitar a amatxu, pues tanto ella, como cualquier persona que queráis, no deben recibir nuestro cariño y nuestro amor en un día concreto, y porque así nos lo digan otros.
Decidle a amatxu cada día que la queréis. Cada día, y no un día concreto porque es El Día de la Madre. El Día de la Madre son todos los días del año. Todos. Preguntad de nuevo a los niños a ver…
Por ello, y desde aquí, desde esta bitakora, quisiera felicitar hoy, y porque a mí me da la gana y no soy un hipócrita que queda seducido por vuestros días señalados, a mi amatxu, y a todas las amatxus del mundo. Un beso fuerte para todas ellas. Para todas. De la primera a la última. Las dignas sucesoras de Mari. Y las felicito hoy, y no cuando lo manda el calendario, porque, como decimos en Euskal Herria, mi querida y amada Euskal Herria… así debe ser.
Y un abrazo sentido y muy especial… para todas aquellas mujeres que quisieron ser madres, y no pudieron. Un abrazote del Basajaun para todas vosotras. Fuerte y sincero.
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