Existe una tierra al noreste de la península ibérica, que en la actualidad forma parte del organigrama del estado español. Dicha tierra, Catalunya, formó parte en el pasado de La Corona de Aragón. En la época en la que ésta corona estaba vigente, los habitantes de Catalunya ya se las tuvieron tiesas con los aragoneses. Este hecho, debería dejar claro que, desde hace siglos, los habitantes de esa tierra ya traían de atrás ciertos conflictos derivados de la pertenencia a otro lugar o no.
Antes de la formación de lo que hoy es España, que no deja de ser la unión de varios reinos, y, por ende, de la unión (unas veces por voluntad propia, otras veces por anexión por la fuerza), de las diferentes zonas que formaban parte de esos reinos, ya existía una forma de gobernar en la que los poderosos procuraban que la atención del populacho no se centrase en los problemas reales. Unos reinos que, a su vez, no dejan de estar formados por personas que habitan dentro de ellos, de los llamados por los nobles y poderosos, el vulgo. Esto nos lleva a la conclusión de que España, al ser un país formado por la unión de esos reinos del pasado, en realidad está formada por los habitantes de cualquier zona del país. Pero que todos estos habitantes formen parte de España, no quiere decir que todos piensen igual. Un andaluz siempre ponderará su tierra, Andalucía, con orgullo. Y esto mismo hará un gallego con Galicia, un extremeño con su tierra, o un murciano con su querida Murcia.
Cuando en el pasado subían los impuestos a los pobres, de lo único que se hablaba entre ellos era de la quema de brujas, del miedo que se le tenía a la santa Inquisición, o de la necesidad de que el cielo tuviese a bien apiadarse de ellos y sus familias, enviándoles agua para que los campos germinasen. Y la necesidad que siempre han tenido aquellos que gobiernan, de que los que están por debajo de ellos no se centren en los verdaderos problemas, los impuestos que tenían que pagar para que ellos pudiesen mantener su posición, se concretaba en hacer del vulgo un rebaño de ovejas temerosas de las consecuencias si no se pagaban esos tributos. Podías acabar muerto, o excomulgado, pues los miembros poderosos de la Iglesia siempre han sabido posicionarse bajo el ala de la gallina más grande y gorda.
Hace unos años parecía que los habitantes del país que más disconformes estaban con la pertenencia a él, eran los vascos. Siempre haciéndose de notar, con un grupo de ellos que mataba a diestro y siniestro, y todo el día en boca de los habitantes del país. Era fácil: bastaba con llenar los informativos de los problemas que los vascos le estaban dando a la nación. Y mientras esto ocurría, el gobierno podía hacer y deshacer a su antojo, pues las miras de los españoles no estaban puestas en si ahora me suben los impuestos, o incluso si me roban. Una pequeña muestra de ello es que en cuanto el grupo de vascos que mataba dejó de hacerlo, el mayor problema de los españoles pasó de ser el terrorismo, a ser el paro o la “desaceleración acelerada de la economía”. Ya no se podían vestir los problemas en forma de un grupo que mataba pidiendo vete tú a saber el qué.
Y ahora, señores, con todo el revuelo que se está formando a cuenta del referéndum catalán, os están haciendo lo mismo.
Hace siglos os cegaban con el miedo que se imponía por parte de la Iglesia y la corona; hace unos años a cuenta de unos señores que mataban; a día de hoy, os hacen ver que los catalanes quieren votar por su autodeterminación, os lo meten hasta en la sopa, y así… no os fijáis en que, le pese a quien le pese, el problema real de la gente de a pie en España sigue siendo que unos señores roban y suben impuestos a su antojo.
Si los catalanes han decidido votar, que voten. Y tras la votación, que se asuma lo que digan las urnas. Y si no, no haber elegido esa forma de gobierno heredada de la Grecia clásica: la democracia.
Si desmembramos esa palabra, vendría a significar “el gobierno del pueblo”. Unos gobernantes que solo pueden acceder al poder tras pasar la criba de unas elecciones. Una vez ganadas, ya se encargan ellos de robaros y haceros ver que los problemas son otros, vengan de las ansias independentistas de los vascos o de los catalanes. Y si tienen que sacar leyes para que os quedéis en vuestras putas casas por miedo, sois unos cobardes, las sacan. Y luego obligan a gente de a pie, como vosotros, a que os apaleen si os salís del tiesto. ¿O es que pensáis que un policía nacional, o un guardia civil, no tiene miedo de quedarse en el paro y no poder alimentar a su familia?
Sois todos unos borregos. ¿Quieren votar los catalanes? Que voten. Y si España es una democracia, que voten en libertad. Que no lo hagan coaccionados porque unos guardias han requisado unas imprentas (¿para cuándo un día mundial para el invento que más ha hecho por la expansión del conocimiento de los hombres?… aunque muchos lo usen para su propio beneficio, en fin…), o porque se les diga que votar va contra la ley y la democracia.
Imagen de Photos_Marta.
Y mientras tanto… los juzgados se siguen llenando de gente que os roba, y os trae sin cuidado.
Pero que no cunda el pánico: siempre os quedará el jurgol.
Tenéis lo que os merecéis.
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