Domingo, 7 de noviembre de 1610. Logroño. La puerta de la celda se abrió, quejumbrosa. Un hombre entró cubierto con una capucha, instando al carcelero a que esperase fuera. Le dio unas monedas y esperó a que cerrase la puerta, sin echar el cerrojo. Olía a excrementos y orines. Estos, y la humedad, le […]