Conforme la idea de no publicar el libro fue perdiendo fuerza en mi interior, llegó un punto en el que esta idea se estancó, y germinó otra. Otra idea que fue tomando la fuerza anteriormente perdida. Lo publicaría. Sí. Lo haría. Pero no lo haría como los demás. Tampoco yo soy como los demás. Soy el Basajaun, ¿recuerdas?
Vivís vosotros, los humanos, en un mundo que apesta. Un mundo cruel y atroz que vosotros mismos habéis moldeado, creando una sociedad, o la manera de vivir dentro de esa sociedad que habéis creado, muy cruel. Y mientras entre vosotros hay personas que alimentan a sus perros con longanizas, mezclados entre vosotros también hay buenos hombres y mujeres que apenas pueden dar a sus hijos lo mínimamente necesario para subsistir. Niños que se relamerían de gusto por poder degustar esa comida que muchos echáis a los perros. Cuando pienso en esto, en hombres y mujeres que pueden llegar a pasar hambre, me parecéis los seres más despreciables de la creación. Cuando pienso en niños que pasan hambre, me dan ganas de arrancaros el corazón con mis propias manos, y en ofrecérselo al Tarttalo para cenar. Ya habéis conseguido cabrearme otra vez… ¡cómo sois…!
Podría seguir hablando en esta entrada de la bitakora sobre esto durante horas… pero hoy no lo haré. Hoy me enfocaré en explicaros el motivo de mi decisión de que el libro viese la luz, y cómo.
El internete os ha pasado por encima. Sin saber cómo ni cuándo, os habéis visto envueltos en una gigantesca tela de araña que os ha atrapado sin remisión. Y si bien muchas de las cosas que esa tela de araña os aporta, no son precisamente santo de mi devoción, admito que otras sí que lo son. Y el internete os da la posibilidad de acceder a muchas cosas, de una manera barata, rápida y eficaz: a golpe de ratón.
El hecho es que como vuestro mundo apesta, yo me he visto obligado, por mis convicciones y mis principios más básicos, a ayudaros. Y he usado esa tela de araña que tanto amáis.
Volviendo a vuestro apestoso mundo, veo que una persona, un ama de casa, por ejemplo, va a hacer la compra al súper con dinero en el bolsillo. Y esa compra que hace esta buena mujer, para ella misma, para su marido y sus hijos, se ha de amoldar a las necesidades que demande el hogar. Pero esas mismas necesidades se ven obligadas a ceñirse al dinero disponible que esta mujer pueda gastar. Y muchas veces tenéis que comer lomo en oferta del súper, en lugar de un buen solomillo. Es así, vivís así, y no hay que darle más vueltas. Aun así deberíais de consideraros, muchos de vosotros, afortunados, pues aunque sea un trozo de lomo del barato, unas salchichas que te ofrece el súper con un veinte por ciento de descuento (fijaros en la fecha de caducidad, y comprenderéis el por qué de ese descuento), unos yogures malos que saben rancio o unas lonchas de jamón de York con moho y unas pequeñas manchas verdes (si supierais como se hace no lo comeríais ninguno… ¡puaj… qué asco…!¡Ni el Tarttalo lo traga!)… al menos, tenéis algo que poder comer vosotros mismos, y lo más importante, algo con lo que poder llenar la tripa de vuestros hijos. Aunque muchas veces sea incomible… sois afortunados. Otros, para vuestra eterna vergüenza, han de rebuscar en la basura para que no se les peguen las tripas las unas con las otras.
Bueno, entraré en materia de una vez, antes de que me volváis a poner de mala hostia…
Buscando poder consensuar el gasto que vosotros podéis llegar a hacer para solventar vuestras necesidades más básicas, con la compra de algo que no se puede comer (aunque se disfrute, como un buen disco de música), me planteé ofreceros el libro de manera que a nadie, y digo nadie, le pudiese parecer caro. En modo alguno querría ocasionaros más gastos de los que para sacar una familia adelante, se deban hacer. Por ello, y utilizando vuestra querida tela de araña, he querido que el libro os llegue en formato digital, donde lo podéis conseguir a un precio relativamente barato (medio kilo de lomo, o menos).
Mi intención fue siempre la de poder ayudaros, y por eso no os quiero ofrecer el libro en formato físico (mucho más caro, pero bastante menos que otros libros similares) y tratar así de facilitaros las cosas. De intentar que, aunque sea lomo en oferta, podáis comer algo mínimamente decente todos los días.
Yo solo busco que ciertos hechos del pasado de mi tierra vean la luz. Yo no soy como esos humanos que elegís en las urnas (a sabiendas de que van a seguir robándoos, putos ignorantes de mierda) o a los que pedís créditos en forma de dinero (esos que salivan en cuanto atravesáis la puerta de un banco o caja de ahorros), que solo quieren quedarse con vuestro dinero, fruto de vuestro sudor, de vuestro esfuerzo y sacrificio, y no del suyo, mientras os dan la mano y os dedican su mejor y más falsa sonrisa, y piensan en cómo os la van a meter ese día: si por delante, o por detrás; si solo la puntita, o toda entera hasta que os duela.
Si lo quieres, el libro, cómpralo en formato digital. Hazte ese favor.
También puedes entrar en Amazon, y tecleas en el buscador las palabras Aequitas Cultus. Solo hay una coincidencia. No me extraña, habida cuenta de un título tan singular. Algún día os hablaré él, y el por qué de ese título.
También puedes ir directamente a la página de inicio de la bitakora, y tienes el libro ahí, disponible y bien visible. Más fácil no os lo puedo poner.
Y si lo compras… con el dinero que te sobre, con la diferencia entre formato físico o digital… solomillo para cenar.
Otro día más y mejor, que he prometido a Basandere que la voy a llevar de paseo. Se lo debo: os dedico más tiempo a vosotros que a ella. Pobre Basandere…
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