Las coplas de la Cabra de Carbonera
(Letra de don Octaciano Fernández y música del Maestro Guerrero. Estrenada por el Coro Polifónico de Villorquite bajo la dirección del autor de la letra. Junio del 1934.)
Si me prestan atención
en esta parte primera
les contaré lo que pasa
con La cabra de Carbonera.
Hacía ya mucho tiempo
que La Cabra no berraba
pero ha vuelto a repetirse
en las fuentes de Celada.
El día 28 de Mayo
por ser fiesta señalada
los de Villorquite y Villafruel
se fueron a oír La Cabra.
A las cinco de la tarde
a Carbonera subieron
cuando se divertía
toda la gente del pueblo.
Apenas llegaron al pueblo
toda la gente les miraba
se decían unos a otros:
estos van a oír La Cabra.
A las siete de la tarde
se encaminaron los vecinos
marchando al sitio elegido
dispuestos a oírla berrar.
Mas la juventud del pueblo
viendo que todos se ausentan,
pronto preparan el ruido
con bombos y panderetas.
Los pastores que bajaban
a tal tiempo de encerrar
pronto sacan la chiflita
y se ponen a tocar.
Se pusieron a cantar
los hijos de Manolo
pero La Cabra berraba
igual que si fuera un toro.
Las personas esparcidas
en cuatro o cinco cuadrillas
los unos al Paramillo
y los otros en la Matilla.
Al querer atravesar
el valle de un lado al otro
dos mozas de Carbonera
se cayeron en un pozo.
Por fin pudieron salir
y se suben a la cuesta
se dicen la una a la otra:
Cómo me puse las medias
Ya se cansaban de oírla
las personas de los pueblos
y muy contentos y animosos
por haberla oído berrar.
Pero ellos como no pudieron
de ningún modo vengarse
a la salida del pueblo
empezaron a apedrearles.
Pero los otros se vuelven
al ver que les apedreaban
pero se meten en casa
y las cabijas metían.
Ellos tienen un consuelo
que les debe de animar
porque dicen que es un bicho
que sale de un charquimal.
Unos dicen que es un pájaro
y otros que es un mochuelo
pero los demás decimos:
Que es un castigo del cielo.
Castigo que Dios les manda
a las personas de ese pueblo
porque siempre se han llevado
como los gatos y perros.
Aquí la primera parte
de este romance acaba
en otra segunda parte
explicaré lo que falta.
SEGUNDA PARTE
En esta segunda parte
no les quiero molestar,
pero sí les contaré
todo lo más principal.
Grandes fueron los sustos
que ha producido La Cabra
en el pueblo de Carbonera
donde ha puesto su plantá.
Los vecinos se preguntan:
Ya no podemos echarla
si no decimos las misas
que la otra vez ya pasada.
Ellos tienen mucho miedo
que les vuelva a repetir
el duende que en otros tiempos
no les dejaba dormir.
Que se acuerden de las vacas
que en la cuadra las ataban
y de mañana temprano
sueltas las encontraban.
Las mujeres se decían:
Qué trance tan desastroso
que compremos cuatro platos
y mañana ya estén rotos.
No les olvidará
cuando cerraban la puerta
y a eso de la media noche
las encontraban abiertas.
A altas horas de la noche
a las puertas golpeaban
se levantaban a abrir
y con nadie se encontraban.
No se les habrá olvidado
cuando en la cama se echaban
y a eso de la media noche
todas las mantas faltaban.
De repente se levantaban
y empezaban a buscarlas,
por debajo de la cama
solían siempre encontrarlas.
Así que a mí no me extraña
que estén muy acobardados
porque temen que les pase
lo que ahora lo ha pasado.
Y con esto me despido
de todos los ciudadanos
que si van a oír La Cabra
que tengan un poco cuidado.
Y me vuelvo a despedir
de todos en general
que si van a oír La Cabra
algo tienen que contar.
Fin de la segunda parte.
Epílogo
Y aquí se acaba la historia
de La Cabra de Carbonera
que casi le cuesta un disgusto
al que fue autor de su letra.
Pero todo se arregló
por ser muy buena persona
pues estuve muy expuesto
a ser metido en chirona.
Anotaciones del Basajaun
Habrás podido comprobar en esta entrada de la bitakora, querido lector, que la segunda estrofa de las coplas de la Cabra de Carbonera, comienza en cursiva. Esto es, debido a que dicha parte se encuentra ilegible. Sin embargo, un servidor, puede dar fe de que esa estrofa empieza así. De hecho, aparece, dicha estrofa, incluida en Mano grande Mano pequeña… y vuelvo a aseverar que comienza así, os lo aseguro, si bien es cierto que no termina de la misma manera.
Del mismo modo, las partes que aparecen subrayadas a lo largo del escrito, de las coplas, son también ilegibles… y me he permitido la osadía de completar aquello que no se puede leer, de una manera totalmente inventada, con el único fin de poder completar las coplas. Le ruego a don Octaciano, allá donde esté, que perdone la vanidad de este pobre animal.
Entrada dedicada a la memoria de don Octaciano Fernández, vecino de Villorquite, autor de las coplas de La Cabra de Carbonera.
4 Comentarios
Muchas gracias, Basajaun! Estoy segura que don Octaciano, mi abuelo, estará sonriendo como yo ahora mismo, contentísimo de que se recuerden las coplas y que seguramente habrán variado al pasar de boca en boca. Es muy grato y enternecedor para mí el verlas en esta página y pesar en aquellos tiempos en los que nuestros abuelos eran jóvenes y en su forma de vivir, de divertirse… Leí «Mano grande, mano pequeña», me encantó. No puedo decir si es bueno o no, no soy ninguna autoridad literaria ni mucho menos, pero lo que te puedo asegurar es que me duró dos noches. Gracias de todo corazón.
Gracias a tí, Marta. Gracias a tí.
No me importa en absoluto si mis escritos tienen o no calidad literaria. Escribo porque quiero y lo hago como quiero. Y, por lo visto hasta ahora… a más de uno y a más de dos, les gusta.
Muchas gracias, Basajaun! Estoy segurísima que don Octaciano, mi abuelo, estará sonriendo, encantado, como yo ahora mismo. Es muy grato y enternecedor para mí saber que estas coplas se han transmitido de boca a boca por algunos de nuestros abuelos, de ahí las variantes supongo, me los imagino contado la historia a sus nietos al calor de la «trévede». Por cierto, me leí «Mano grande, mano pequeña» en dos noches, me encantó, muchísimas gracias por este regalo.
De nuevo, gracias a tí, Marta, gracias a tí.