Tras las anteriores entradas de la bitakora, aquellas que se enmarcan dentro de la serie dedicada a Carbonera (I, II, III, IV, V, VI y VII), ha llegado el momento de escrutar un poco la carta ejecutoria de la séptima entrada.
Es muy posible que al leer el resumen hecho de la mencionada carta, asalten un par de dudas. Dichas dudas que nos pueden asaltar, son las concernientes a un par de términos que aparecen: pecho y pechero.
Pecho:
El pecho es un impuesto ideado por el emperador romano Octaviano Augusto, que tuvo la genial idea de crear un censo de todos los habitantes de su imperio, y obligarlos así a todos, una vez censados, a pagar un dinero para el mantenimiento de su persona o de los asuntos de estado. Desmembrado el imperio romano, se conoce que los posteriores reyes de la península, como tontos, no quisieron dejar de cobrar estos tributos, entre ellos nos encontramos, por ejemplo, el “yantar”, y pasaron a ser tenidos en cuenta no ya solo para la manutención del rey, sino para la protección en caso de guerra… y el sustento del estado en caso de paz. Algunos pechos no se le pagaban al rey, sino que se le pagaban al señor de las tierras. Total que… al igual que hoy en día… el caso era cobrar.
Pechero:
El pechero era todo aquel que pagaba el pecho. Sin embargo, pechero era normal utilizarlo cuando se referían a un cualquiera, que era quien realmente pagaba el pecho, pues los nobles, los clérigos, y demás peces gordos, solían estar exentos de pecho. La pobre gente que pagaba el pecho, estaba en algunos lugares dispensada de pagarlo, fueros, y solía haber bastante disparidad a la hora de cobrar cierta cantidad, y según el lugar.
Todo esto no hace sino corroborar lo que me envió Pilar Rodríguez, del Archivo de la Diputación Provincial de Palencia, ya explicado en entradas anteriores. Carbonera fue, desde muy antiguo, un lugar con ciertos privilegios.
Vistas desde la iglesia de Carbonera
Pero hay algo más…
Según la carta ejecutoria…:
…su abuelo, porque en el lugar de Carbonera donde había vivido y morado, no había pechos de pecheros…, y por lo que algunos vecinos dijeren, queda probado que no lo pagaren por hijosdalgo…
…y que el abuelo no contenía pechos ninguno, porque se lo repartían entre los vecinos del mismo lugar, y no a forasteros, y por las cuales razones y por otras del hecho y el derecho…
…lo cual nos afirma que en Carbonera, no se pagaban los pechos al señor, si no que se repartían entre los propios vecinos. Un hecho este que confirma un nuevo dato: no solo el lugar, Carbonera, estaba exento de pagar ciertos impuestos, casi todos, si no que parte de esos impuestos, los pechos, se repartían entre los propios habitantes del lugar. Corroborado queda por tanto, y de nuevo, que tanto Carbonera como sus habitantes, gozaban de privilegios. Tanto los señores como los vecinos.
Inscripción tallada en piedra en la iglesia de Carbonera
Intentaré resumir ahora, toda esta aventura que nos ha traído hasta aquí:
Tenemos un lugar, Carbonera, un minúsculo pueblo con menos de treinta habitantes censados en la actualidad, que desde muy antiguo gozó de ciertos privilegios. Si fueron por ayudar a que el lugar se mantuviese habitado (¿Reconquista?), o fueron porque se les quiso agraciar a sus habitantes con ciertas concesiones (¿servicios prestados?), lo innegable y demostrado es que, esos privilegios, se tuvieron y se mantuvieron con el tiempo. Y que los disfrutaron tanto los nobles como los plebeyos. Y que el propio lugar en sí, era ya solariego en el siglo XIV, lo que nos lleva a dejar demostrado que Carbonera fue un lugar con noble abolengo desde mucho tiempo atrás. Y existe una pequeña iglesia en el lugar, donde un escrito tallado en piedra en la pared asegura que la iglesia fue construida a expensas de un tal Francisco Carbón, Francisco González Carbonera, nacido en Saldaña y cuya genealogía por parte de su padre lo vinculan directamente con Carbonera. Que este hombre bien pudo pagar la construcción de la iglesia, pues fue canónigo y prior de la Catedral de León (en realidad, del priorato de San Guillermo, un cargo vinculado a un gran poder adquisitivo y adscrito a la catedral de León), y que todo queda demostrado con documentos de cientos de años de antigüedad. Cabe destacar además que, Carbonera, como nombre, se remonta hasta antes de que los españoles llegaran a Las Indias Orientales (América), en 1492, por lo que no es descabellado pensar (repito, es algo que no he ratificado) que Carbonera bien pueda ser el inicio del apellido, o nombre, Carbonera como tal. ¿No lo veis así? ¿No aparecen en los documentos varios hombres que llevaron este nombre como apellido, remontándose este hecho hasta mediados del siglo XVI y nombrando explícitamente al abuelo de Juan González de Carbonera, Rodrigo González Carbonera? ¿No se prodigó este nombre, demostrado mediante documentos, hasta el siglo XVIII, unido de manera continua al apellido González? ¿No queda demostrado que los apellidos González Carbonera se repiten machaconamente en los nobles del lugar durante siglos?
Escudo de armas de los señores Carboneras
Una vez en este punto, ya solo me quedaban un par de cosas que buscar: a Ihoán Rodrígez de Çisceros, y el escudo de los señores Carboneras. Sin embargo, ambas cosas me han sido imposibles de buscar hasta ahora, por falta de tiempo, os lo aseguro (es complicado escribir Cultus, Mano grande, mano pequeña, atender esta bitakora, recuperar ovejas perdidas en el bosque, atender mis otros quehaceres…), pero prometo seguir indagando sobre el tema. Cómo y cuándo, no lo sé. Pero lo prometo…
… y lo hago porque… ahí algo detrás de toda esta historia, algo que me da a mí en la nariz… que casi me acojona. Algo que todavía no puedo afirmar, y que, de momento, me voy a guardar para mí.
Palabra de Basajaun.
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