En el año de los cristianos de 1478, comenzó su andadura una de las instituciones más temidas por los humanos de cualquier época: la Inquisición española.
El cómo y el por qué nació, ya queda de sobra reflejado en Cultus, de modo que no me extenderé en este asunto. Sería, además, una entrada demasiado larga. Y no quiero que la bitakora, como ya os comenté, sea tediosa para vosotros.
A día de hoy, cosa que muchos no saben, esta institución todavía perdura, si bien es cierto que ya con mucho menos poder del que tuvo en el pasado. Su nombre actual es el de la Congregación para la doctrina de la fe. Y hoy ya no queman a mujeres en la hoguera. Yo quiero creer que es porque sus actuales miembros tienen dos dedos de frente, sin dejar de lado, claro está, que las cosas han cambiado de unos siglos para acá. Pero no todas.
Hace siglos, cuando los hombres poderosos querían sembrar el miedo en los corazones de los hombres, miedo y no respeto, actuaban contra el que le pudiese llegar a crear algún tipo de problema. Y la mejor manera de evitar problemas, si uno es pobre, ha sido siempre el sustentar no ya a tu prole, si no a los nobles y reyes con los que coexistían. Y la consecuencia inmediata, si no actuabas así, podría ser que le acusaran a uno, o a una, de hereje. Más a plebeyos que a nobles. Y más a ellas que a ellos. El resultado es ya de sobra conocido: te quitaban todos tus bienes materiales, con la excusa de que debían de salir de tu bolsillo todos los gastos que se generasen al ajusticiarte, y si se demostraba que habías obrado mal… a la hoguera. Y no había juicios: eran meras representaciones teatrales. La sentencia ya era asumida y sabida por todos antes de si quiera empezar.
Hoy en día las cosas no han cambiado mucho.
Si bien ya no se quema a nadie en una hoguera, y la Congregación para la doctrina de la fe no tiene poder para hacer eso, a nivel social las cosas apenas han cambiado: sigue teniendo que ser el pobre de turno el que pague de su propio bolsillo las ansias de dinero y poder de los que se encuentran en los estratos más altos de la sociedad, cambiando políticos por nobles, y si no cumples con lo que se supone que son tus obligaciones tributarias, hoy, como hace siglos, te despojan de todo. Más, por supuesto, si eres un pobre don nadie, y también hoy, como centurias atrás, teniendo que mantener entre todos a una familia real.
Y si en este ámbito las cosas apenas han variado, ¡qué decir del trato a las mujeres…!
La inquisición actuaba contra supuestas brujas. Y como las brujas son, casi por definición, mujeres, al acusar a alguna bruja tenían que enjuiciar, lógico, a una mujer. Y como la sociedad apenas ha cambiado nada, a las que entonces se las llegaba a buscar el Stigma Diaboli entre los labios inferiores, o incluso dentro de su sexo, hoy se las sigue tratando, al menos por muchos, con cierto desprecio. Y como han pasado siglos… pues la cosa ha ido a más.
A las supuestas brujas se las podía encausar por cosas tan lamentables e insostenibles como tener el pelo rojo, arriba y abajo, señal inequívoca de que podría ser una concubina de Satanás, tener un lunar o una verruga de nacimiento en el sexo o en los pechos, o por poseer una pequeña mancha en el ojo, mancha que la había puesto allí el mismísimo Diablo. Y todas estas mujeres eran tratadas como meros trozos de carne, donde lo único que tal vez pudiera salvarse era que… eran, en su mayoría, jóvenes y guapas: la verdadera causa, muchas veces, de su perdición.
Imagen de JerzyGorecky
La sociedad actual, le pese a quien le pese, sigue siendo misógina. Y si los inquisidores hacían y deshacían, a su antojo, amparados por el miedo que sabían que infligían a todo el mundo, pero aun así se esforzaban en actuar sobre mujeres jóvenes y guapas… bueno, pues que esto… esto, en vuestra sociedad, no ha cambiado mucho.
Siguen existiendo hoy, como entonces, hombres que tratan a las mujeres como si fuesen un coño con patas. Y siguen existiendo hoy hombres, que a pesar de pensar esto, se siguen sintiendo atraídos por mujeres, más las jóvenes y guapas que las demás, y que si no fuera porque algunas cosas no se han mantenido… también ellos las tratarían hoy como lo hizo hace siglos la Inquisición española. Y sigue habiendo teatro en muchos locales donde se supone que se va a hacer cumplir la ley. Solo ha cambiado que en lugar de ser jueces inquisidores haciendo cumplir las leyes redactadas por nobles, los actuales han de hacer cumplir las leyes que redactan los políticos.
Hoy, gracias a Mari, como hace siglos, incluso entre los que se supone que tienen que hacer cumplir las leyes, hay personas que intentan hacerlo actuando antes como lo que son: seres humanos. ¿Recordáis la entrada El Proceso de Logroño? ¿Recordáis lo que en ella comenté sobre don Alonso de Salazar y Frías? ¿Recordáis la entrada Basura humana? Pues bien, el fiscal que ha leído la sentencia al padre que mató a sus dos hijas con una radial y un cuchillo, no ha podido evitar llorar al leerla: 25 años de prisión, revisables tras cumplir esos 25 años.
Hace siglos fue Salazar y Frías el que se enfrentó al poder establecido para llevar la justicia a los más desfavorecidos. Casi podría decirse a las más desfavorecidas. Ahora ha sido un fiscal el que ha demostrado su lado más humano al acordarse de las dos pobres niñas asesinadas.
¿Por qué la peor parte la han de llevar siempre las mujeres? Sí, es verdad, si en lugar de ser dos niñas, este personaje hubiese tenido dos niños, tal vez los hubiera matado sin importarle si eran o no féminas, pero… eso nunca lo sabremos. Tampoco sabremos nunca por qué un juez, hace no tantos años, adujo que una víctima de violación no se había resistido lo suficiente.
Lo que sí que sabemos es que, aunque hayan pasado siglos, las gentes de la iglesia siguen teniendo hoy en día cierto poder. ¿O no?
El que no esté muy convencido de ello… que mire a ver qué la ha pasado a Ascensión López Rodríguez, una mujer que descubrió que había sido un bebé robado, y que al intentar descubrir su pasado e iniciar las correspondientes pesquisas… ahora se encuentra con que se la ha acusado y condenado por un delito de calumnias y debe pagar 3000 euros a la monja que ella dice que la vendió cuando era un bebé… más 40000 euros de indemnización.
No voy a entrar a valorar si la sentencia es justa o no, o si tiene razón la monja o Ascensión, pero… me da a mí… que las cosas parece ser que no han cambiado tanto. Aunque hayan pasado siglos… ¿no?
(Imagen de portada de jon57)
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